Menos mal que ahora ya no existes la leí de quemar a quien se le considere bruja. Yo tengo esta brujilla que la pobre termino en el fuego y así quedo.
El rasgo más esencial de la antigua adoración al fuego va unido al culto
universal del hogar. Hay lugares donde se cubre el fuego todas las noches y se
enciende al día siguiente con el de la víspera. Dejarle morir equivale a un
sacrilegio y se paga caro. Si por descuido u otras causas llega a apagarse, es
grande el disgusto que se apodera de la cifamilia, pues la desgracia persigue ya
de cerca la casa y los que la habitan. "O fogo
morto", indicaba un lugar desierto. El primero de enero se limpia perfectamente
el hogar, se arroja el fuego de la noche y se enciende el nuevo, que para que
sea propicio, debe durar todo el año. Hay indicios de que el acto de encender
el nuevo fuego revestía para nuestros antepasados todas las aparienas de un
verdadero acto religioso y que se repetían entre los celtas gallegos las mismas
ceremonias simbólicas que entre los arios.
En el siglo XIX, el fuego era una deidad protectora entre los montañeses de las montañas de Cervantes (Lugo) y si a alguno de ellos le torturaba o afligía pena o tribulación, acudía solo ante el hogar, avivaba el fuego y hacía sus imprecaciones:"Tennos sempre en la prosperidad, sempre dichosos, ti que eres eterno, fermoso, sempre xoven, ¡oh fogar!"
En el siglo XIX, el fuego era una deidad protectora entre los montañeses de las montañas de Cervantes (Lugo) y si a alguno de ellos le torturaba o afligía pena o tribulación, acudía solo ante el hogar, avivaba el fuego y hacía sus imprecaciones:"Tennos sempre en la prosperidad, sempre dichosos, ti que eres eterno, fermoso, sempre xoven, ¡oh fogar!"
En determinados días del año le arrojan flores (al fuego); cuando cuecen el pan
le dan su porción, y pues allí como en la mayor parte de las casas campesinas
de Galicia, se come alrededor del fuego, no sólo las oraciones dichas antes y
después de la comida parecen serle dirigidas, sino que echan sobre él algunas
cucharadas de grasa y, así que se levanta la llama, dicen que el fuego se
alegra. Nada sucio se arroja a la lumbre, pero muy en especial las cáscaras de
los huevos porque con ellas quemaron a San Lorenzo:"S´hey de comél-os ovos qué o millor, non ll´ey de dál-as cáscas qué é
o peor"
Entre novios, si el hombre solicita ante el fuego a la joven, ésta responde:"Home, que nos ve o lume"
El fuego del hogar es puro, la unión de los sexos debe tener lugar lejos de su
presencia.Era cosa corriente que desde el día de Navidad hasta el 1 de enero ardiese en
el hogar el gran leño al que daban el nombre de tizón de Navidad. Sus cenizas
eran buenas para curar calenturas. El tizón se encendía para que el fuego fuese
más vivo en aquellos días de regocijo y las almas de los
antepasados viniesen a
visitar a los suyos y tuviesen un más puro calor para calentarse, pues tal vez
el grueso tronco que devoraba el fuego durante los días sagrados, encerraba un
doble símbolo, el de la pureza y santidad del dia y el de la integridad de la
familia.... lume, lume!
Vé o pan
Deus che dé
moito gran.
Cada gran, com´un bogallo,
cada pé, com´un carballo...
Vé o pan
Deus che dé
moito gran.
Cada gran, com´un bogallo,
cada pé, com´un carballo...
Es corriente la creencia del origen divino del fuego. En Bergantiños (La Coruña), cuando uno saliva al fuego, le increpan diciendo:"non cuspas no lume, xudio, que saleu po-la boca do anxele"
Una prueba de que se le consideró siempre como un ser vivo la tenemos en que en
gallego no se dice por lo general apagar la luz o el fuego, sino matar o lume, morreume a luz, mateille o candil, etc...
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